El diputado por el Partido del Trabajo (PT), Gerardo Fernández Noroña, recientemente, en una sesión del Instituto Nacional Electoral (INE) se negó a utilizar cubre bocas. El presidente consejero del INE, Lorenzo Córdova, en esa ocasión tuvo que pedirles a todos los consejeros que decidieran seguir permaneciendo en esa reunión; los consejeros se retiraron, dejando al diputado exhibicionista e irresponsable solo en la sala de reuniones. Un día después, Fernández Noroña, al cuestionarlo un periodista de televisión sobre ese "affaire&rdquo, dijo: "Me quieren embozar, pero yo el único virus que tengo es el virus de la libertad, y ese virus es muy contagioso”. Otros personajes de Morena –incluido el presidente de México, López Obrador&ndash, en reiteradas ocasiones han hecho declaraciones en las que se autoproclaman como políticos que respetan la "libertad” de los mexicanos, que son "enemigos del autoritarismo” y que prefieren que "la gente decida lo que cree que es mejor para cada uno”. Bajo esa concepción supuestamente "libertaria&rdquo, los políticos morenistas pretenden eludir su responsabilidad ante la equivocada gestión sobre la contención de la pandemia que ha azotado a México.
Sin embargo, ¿es cierta y correcta esta concepción de la libertad? ¿Acaso el obrero o albañil, la ama de casa o el pequeño comerciante que viaja en el Metro de la CDMX, o viaja en los microbuses, o cualquier otra forma de transporte colectivo y no puede eludir la aglomeración, es "libre” de escoger cómo llegar a su centro de trabajo y cómo regresar a su hogar sin el riesgo del contagio? ¿Son acaso libres las familias humildes de escoger su casa, si millones de éstas viven hacinadas en cuartos muy reducidos, en los que los contagios son inevitables? ¿Son libres de evitar la muerte por los efectos de la covid-19, los miles de mexicanos pobres que son rechazados en los hospitales públicos, cuando los que administran estos nosocomios, les indican que ya no hay espacio para atenderlos? ¿Somos libres los mexicanos cuando la estadística señala que casi el 90 por ciento de los que mueren por la pandemia, mueren en hospitales públicos o en su casa por la incapacidad del sistema de salud que hay en todo el país? ¿Podemos ser libres los mexicanos cuando el actual gobierno se niega a aplicar los millones de pruebas, los rastreos y todas las medidas recomendadas por los organismos de salud internacionales, sobre todo por la Organización Mundial de la Salud (OMS)?
López Obrador, ya desbocado en esa verborrea "libertaria&rdquo, al ser cuestionado recientemente por un periodista -en su conferencia mañanera-, sobre si el gobierno tomaría medidas prohibitorias ante el crecimiento de los contagios y muertes por la pandemia en la CDMX, dijo: "No tomaremos ninguna medida restrictiva; ‘prohibido prohibir’ (aludiendo a la divisa anarquista del movimiento estudiantil que sacudió Francia en 1968. Esta divisa hizo mucho daño a la educación y a otras actividades, pues esa "filosofía libertaria” permitió que los maestros en las universidades y en las escuelas de distintos niveles, perdieran autoridad y la educación se degradara). Con esto le dicen a los mexicanos "no te prohíbo nada, si quieres anda en fiestas, si quieres no uses cubre bocas, si quieres contágiate, pero es tu responsabilidad”; es, en pocas palabras, lavarse las manos; es echarle la culpa a cada persona por su contagio y posible muerte. Y eso se convirtió en cinismo cuando ante el llamado de atención que hizo Tedros Adhanom Ghebreyusos, director de la OMS, al señalar que "México debe tomar más en serio la pandemia&rdquo, refiriéndose a la catastrófica situación que ha dejado ya a 113 mil muertos y también a que en las últimas semanas el número de contagios se ha duplicado, Hugo López-Gatell, dijo que: "No es que me lo diga a mí, si me lo quisiera decir a mí o al secretario de Salud o al presidente, quizá habría mandado un comunicado diplomático si ese fuera el caso". Entonces ¿A quién se lo dijo? Para los funcionarios morenistas el mensaje del director de la OMS no es para el gobierno mexicano, sino para cada persona; el gobierno de Morena cínicamente evade su responsabilidad.
López Obrador y Morena se lavan las manos también respecto a su responsabilidad en la tragedia de más de 300 mil tabasqueños golpeados por las inundaciones -que iniciaron hace casi tres meses- que los arruinó completamente al dejarlos sin comida, sin casa, sin ropa, sin cosecha, sin ganado, sin trabajo; ahora los tabasqueños tienen hambre, les faltan medicamentos (hay brotes de dengue, cólera y otras enfermedades contagiosas y mortales). Haciendo uso de su "libre albedrío” decidió inundar las zonas donde viven los más pobres de Tabasco, pero con esta decisión López Obrador los condenó a sufrir las desgracias más terribles que han padecido en su vida. ¿Acaso en nombre de esa "libertad” puede la máxima autoridad política del país perjudicar a 300 mil mexicanos tan sólo para evitar que se inundara su costosísima e inútil refinería "Dos Bocas”? Esa misma libertad es la que le permitió al presidente impulsar la cancelación del Fondo Nacional Contra Desastres Naturales (Fonden), con lo cual los tabasqueños más humildes se quedaron sin los apoyos urgentísimos para no morir de hambre y enfermedades.
Y no olvidemos que el "libertario” López Obrador eliminó los programas sociales que mitigaban con un poco de más eficacia las carencias y necesidades de la mayoría de mexicanos, programas como Prospera, Seguro Popular, comedores comunitarios, guarderías infantiles; también canceló el "Ramo 23” con el que se beneficiaban millones de personas con obras de drenaje, agua potable, electricidad, pavimentos, escuelas, centros deportivos, etc. También canceló, con la ayuda de los diputados de la 4T los fideicomisos que apoyaban al desarrollo de las ciencias, la cultura y el deporte en México. A nadie pueden engañar: el virus que tienen los "cuatroteístas” no es el virus de la libertad, es el virus del despotismo y de la soberbia; es el virus del neoliberalismo que está arreciando en perjuicio de la inmensa mayoría de los mexicanos.
La verdadera libertad, como han señalado los más grandes pensadores de la historia (los filósofos estoicos de la antigüedad ya planteaban el apotegma "Solo el sabio es libre porque vive conforme a las leyes naturales”; y Hegel, por su parte, llegó a la conclusión de que "El Estado es la realidad de la libertad concreta&rdquo, señalando con esto que el Estado debe aplicar los conocimientos científicos en beneficio de los seres humanos) consiste en dominar las leyes naturales y las leyes sociales, para poner estas leyes al servicio de la humanidad, y sobre todo al servicio de las grandes masas trabajadoras que son las que producen la riqueza social. Pero la ignorancia de López Obrador y su soberbia están hundiendo a México; es un presidente que, bajo el disfraz de defensor de las libertades, se lava las manos y le echa la culpa a sus gobernados. Por esta razón López Obrador odia a las organizaciones sociales, por eso las persigue y quiere destruirlas, pues son las que pueden defender los derechos de los mexicanos pobres, con mayor desamparo, frente a las políticas neoliberales de Morena. El pueblo trabajador debe organizarse y luchar por su verdadera libertad.
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